En las memorias de un general ruso, jefe de un sector de la Inteligencia Soviética en la época de Stalin (pero que según él no participó de los crímenes de Stalin; créalo si puede), cuenta que volvía de su DACHA otorgada por el gobierno de Nikita Kruschev, cuando por el camino desierto, al medio de la floresta, divisó una persona de edad, caminando lentamente con la ayuda de una bengala. Estaba bien vestido. Le pareció raro. Al pasar por su lado, reconoció el rostro de Molotov, antiguo secretario del perverso Lenin y el malvado dictador Stalin. Pero a pesar que su firma estaba junto con la de Stalin en las ordenes de fusilamientos (miles), destierros, internaciones en campos de prisioneros para hombres (principalmente demócratas), mujeres y niños, siempre se disculpó diciendo que Stalin lo obligaba a firmar, pero que él jamás participó de un fusilamiento (Stalin y Hitler tampoco). El General pidió a su chofer dar marcha atrás hasta se encostar con el viejo caballero. Conversaron por un buen tiempo y de las cosas que más se recuerda el general y que las cuenta en su libro, son que Molotov le dijo que estaba jubilado y ja había pagado su funeral (típico de Molotov). Tenía una DACHA del gobierno por ahí cerca con tres empleados que lo atendían y eran pagados por el gobierno. El General le preguntó qué motivo tuvo para ser cómplice de Stalin en los crímenes cometidos. A lo que Molotov le respondió: ERA NECESARIO. ¿El General, medio enojado, le preguntó, era necesario matar mi padre y mandar mi madre y mis hermanas pequeñas para el infierno de Siberia? Molotov bajó la cabeza e se retiró sin decir más palabra alguna. El General pensó, el comunismo es una MIERDA, es perverso, algún día voy a escribir un libro y contar todo esto. Los Trabajadores no marxistas Socialistas Democráticos sabemos que el Imperialismo Marxista pretende enjaular a todos nosotros por toda la vida junto con nuestras familias, en una dictadura comunista. Tenemos ODIO y ASCO de las dictaduras.