LA ANGUSTIA DE UN COMUNISTA

Ya habíamos comentado en este mismo blog que era difícil entender los comunistas. Paso a relatar un caso extraño que sucedió con mi hermano comunista antes de fallecer de cáncer. Después de volver de Canadá donde estuvo como “refugiado político” y por la dificultad de encontrar un trabajo en Chile, decidió abrir un negocio “por cuenta propia”, de importación de cosméticos. Trabajaba solo. El negocio fue creciendo y creciendo. Sus productos eran buenos y tenían buen precio. Visitaba todas las semanas casi 3 docenas de clientes en Santiago de Chile. Sus clientes, eran tiendas de cosméticos. Su negocio era 100% legalizado, vendía todo con NF y pagaba todos los impuestos (que en Chile son absurdamente altos). La casa en que vivía se quedó pequeña para guardar todo y, por eso, arrendó un pequeño local comercial en el Portal Fernández Concha en la Plaza de Armas en el centro de Santiago. Para no cerrar la tienda cuando tenía que visitar sus clientes, tuvo que contratar una funcionaria para atender la tienda (parece que era una militante del partido que estaba sin dinero y precisando mucho). Ella se quedó muy agradecida y feliz. Mi hermano me dijo que no se sentía bien, muy por el contrario, se sentía que estaba traicionando los “principios de su ideología”. Se sentía como un “capitalista” al contratar empleados (para ayudarlo en el negocio). La angustia era tanta que le ofreció dividir las utilidades (lucros) con ella. Yo le dije que eso era muy bonito. Que mostraba que él era un emprendedor y bien sucedido. Que no tenía nada que ver con que el fuera comunista o no. Se debía considerar feliz pues estaba dando empleo a una chilena que necesitaba de uno para sobrevivir. Que necesitaba de dinero para vivir. Al contrario, ella sería una persona sin trabajo y sin dinero, sin ese empleo. Parece que mis palabras lo tranquilizaron un poco. Al año siguiente, cuando lo visité nuevamente, él ya estaba en un local mayor en una galería de Providencia en frente al Hospital Militar donde falleció el maldito Pinochet. Había demitido la funcionaria y había decidido que su negocio debía permanecer pequeño para no despertarle “tentaciones capitalistas” de negocio grande, creciendo, aumentando la utilidad y la fiebre consumista (había dado su auto gratis a su hija). Me quedé estupefacto. De boca abierta. Y pensé: algunos comunistas son totalmente IMBECILES. No tiene sentido discutir con ellos. Para ellos “el caballo blanco de Napoleón será siempre NEGRO”. Los trabajadores no marxistas SOCIALISTAS DEMOCRÁTICOS toleramos el capitalismo desde que nos ayude a resolver los problemas de los trabajadores, pero siempre en DEMOCRACIA. Rechazamos el capitalismo de la China comunista con su feroz dictadura marxista.

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