Muchos de nosotros cuando jóvenes (a los miles y miles), fuimos tentados para apoyar las ideas del marxismo, del comunismo y del socialismo marxista. Muchos de nosotros soñábamos con lo que el comunismo nos ofrecía: “dar a todos lo que era necesario dar”. Una sociedad sin clases; una sociedad de iguales. Una sociedad en que el interés mayor era la justicia social. Una sociedad sin privilegios de especie alguna. La única piedra en el zapato era la propiedad privada de los medios de producción. Había que cambiarla por la presencia todopoderosa del Estado “protector de todos”. Era una idea maravillosa. Era el ideal máximo. Era lo que los marxistas nos ofrecían (y aun ofrecen). Nada y nadie, hablaba de la dictadura que sería impuesta, de la ferocidad del régimen, de la opresión del hombre por el Estado, de las torturas que la policía política practicaría en forma abusiva, de la censura a la libertad de opinión, de la falta de respeto a todos, de la intolerancia, de la falta de libertad total, de la falta de libertad de información, de la libertad de locomoción sin ser considerado un crimen, de la falta de opciones políticas, de la falta de respeto por los Trabajadores no sumisos, por la falta de Democracia, en fin por miles de cosas malas y perversas que el marxismo y el comunismo tiene. El principal objetivo era (y es) el de cegar a las personas con cosas buenas pero escondiendo propositalmente las cosas malas que tiene. Hasta ahora hacen presión con cosas que queremos: mejores sueldos para poder vivir mejor. Nadie dice que para que esto sea posible, ellos exigen que le vendamos el “alma al diablo”. Nada se dice sobre el objetivo mayor del Imperialismo Marxista: imponer a todo costo una dictadura comunista a todos y para toda la vida. Los Trabajadores no marxistas Socialistas Democráticos sabemos que todo esto es posible dentro de una Democracia, sin necesidad de imponer una dictadura para toda la vida a nadie. Tenemos ODIO y ASCO de las dictaduras.