Estamos acostumbrados a ver la actividad política como una forma dinámica pelo poder executivo de un país. El controle de este poder dará a los políticos la autoridad para hacer lo que ellos piensan para conseguir una sociedad más perfecta o menos imperfecta. Algunos de ellos serán respetuosos de las opiniones y pensamientos contrarios (opositores). Otros, como Maduro de Venezuela y los comunistas, ni se preocupan con eso. Simplemente los ignorarán. Se supone (sería lo ideal) que todos ellos tuvieran un conjunto de Principios a seguir, conocidos por todos los ciudadanos y ser cobrados por eso. Pero, lo que se ve, es que la mayoría de ellos no tiene ese conjunto de principios y solo pueden ser cobrados por lo que generalmente es acepto como ético y legal. En una Democracia, la voz de la oposición es escuchada, en una dictadura no lo es. En una Democracia el dialogo es obligatorio, en una dictadura no lo es. Los dictadores apenas hacen lo que les viene a la cabeza. Por ejemplo, para el marxista Maduro de Venezuela, en una red de supermercados con varios locales, basta que en un local no cumpla el precio máximo de un artículo, para que sea expropiada toda la red. Basta que no se encuentre un producto, para que sea expropiada toda la organización. No se analiza la aplicación de una multa, sino que simplemente se expropia todo. No se importa que esta expropiación sea un robo absurdo y una agresión y falta de respeto a la propiedad privada. Los dictadores mienten en forma descarada al pueblo. Maduro dice a todos que el problema eléctrico de su país era provocado por “el imperio” (no especificó si el imperio Yanqui o el Imperio Marxista). En todo caso, ya está demostrado que todo no pasaba de una gran mentira. Mienten descaradamente y después se presentan como si nada hubiera pasado. En forma rigurosa, un presidente que miente, debería renunciar inmediatamente o ser inhabilitado por un Tribunal Supremo, por mentiroso. Para los dictadores no existe nada que lo prohíba mentir (en verdad ni principios tienen). En el artículo 8.4 del Manifiesto Socialista Democrático no marxista, está claramente especificado que es prohibido mentir al pueblo, bajo pena de ser expulso del movimiento. NINGUN manifiesto de principios de otro y cualquier partido o movimiento político, establece tal condición. Los principios son fundamentales y por eso los socialistas democráticos tenemos el Manifiesto Socialista Democrático para seguirlo a rigor. Este documento es público y cualquier persona lo puede tener y leer. También es importante no crear “subterfugios” para faltar con respeto a estos principios. En eso los marxistas son especialistas. Los trabajadores socialistas democráticos NO marxistas somos a favor de la Democracia y contra las DICTADURAS. Somos contra Cuba, contra Siria de Bashar Al Assad, contra Maduro da Venezuela, contra Ortega da Nicaragua, contra Evo Morales da Bolivia, contra Corea del Norte, etc.